Real y verdaderamente parece que nuestros países latinoamericanos se han constituido en los basureros de las potencias capitalistas del norte.
Así, por lo menos, lo indica una noticia proveniente del Brasil, y aparecida recientemente en la prensa.
La noticia dice, concretamente, lo siguiente.
“El presidente del Brasil, Luiz Inacio Lula Da Silva dijo en Sao Paulo, que su país va a devolver las toneladas de basura que llegaron en el interior de 90 contenedores desde el Reino Unido.
No queremos importar basura de nadie y tampoco vamos a mandar nuestra basura a nadie, dijo Lula.
Sólo tenemos una salida, devolver los contenedores.
Los contenedores llegaron a diferentes puertos brasileros repletos de basura doméstica, pero también baños químicos, pañales, condones, jeringas usadas y residuos de electrónica.
La primera carga, en el puerto de Río Grande, fue descubierta por una llamada anónima que alertó a la aduana, que sospecha que algunos de los contenedores llegaron en noviembre pasado.
Lula aprovechó para criticar las barreras que impone la Unión Europea a algunos productos brasileros como el etanol, por su supuesta agresividad contra el medio ambiente”
Eso dice la información y la misma, como se ve, es absolutamente indignante.
El Reino Unido estaba enviando basura real al Brasil esperando, a lo mejor, que la misma fuera enterrada en algún lugar lejano de la selva brasilera, como muchas veces ha debido ocurrir con la complicidad de gobiernos anteriores.
Por ese operativo es seguro que el Reino Unido ha debido hacer llegar una buena coima, un buen soborno, a las autoridades encargadas de recibir la basura y luego enterrarla.
Porque no se puede entender que 90 tremendos contenedores de basura se reciban y luego se hagan desaparecer sin la complicidad de alguna autoridad.
El presidente Lula, pues, devolverá la basura, pero lo ocurrido debe alertar a otras naciones, las cuales, seguramente, deben también estar sufriendo agresiones parecidas.
Debe alertar a las autoridades bolivianas para que detengan la basura que llega disfrazada como productos de uso normal.
Por ejemplo, a nuestro país siguen ingresando los llamados “autos chatarra”.
Estas movilidades ya vencieron su tiempo de vida y constituyen un peligro, a pesar de los arreglos que se les puedan hacer.
Se las acondiciona y sirven como movilidades públicas, particularmente en la ciudad de La Paz, constituyendo un atentado contra los derechos de los paceños a contar con un servicio digno de transporte urbano y rural.
Llega también la ropa usada y aunque mucha gente vive de su venta, lo cierto es que la misma significa, no sólo una humillación para los bolivianos, sino otro peligro esta vez de tipo sanitario.
La basura llega también de contrabando en forma de productos farmacéuticos que son prohibidos en otros países por su peligrosidad, pero que se los expende y utiliza en Bolivia porque, claro, los bolivianos somos ciudadanos de tercera clase cuyas vidas valen menos que las vidas de norteamericanos, ingleses o franceses.
Muchas veces se han dado casos en los que hasta alimentos envasados ya vencidos, fueron introducidos a nuestro país y vendidos con la fecha cambiada.
Alimentos, autos, productos farmacéuticos, ropa basura son, pues, consumidas por el pueblo boliviano, sin que haya acciones demasiado enérgicas de las autoridades para detener estos atentados.
Ahora, más grave aun, se han conocido casos en los que gobiernos de otros países accedieron a recibir basura atómica, de esa que no pierde su peligrosidad en cientos, y hasta miles, de años, para enterrarla en algún punto de sus territorios a cambio de buenas millones de dólares que iban a parar a bolsillos de los gobernantes.
Los países del norte, los países capitalistas, miran a nuestras naciones como a basureros donde pueden depositar sus desechos.
Y miran a nuestra gente como a pordiose4ros que se contentan con los restos de sus banquetes.
Un asunto indignante que debe cambiar con una lucha enérgica por el cambio.
martes, 4 de agosto de 2009
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