lunes, 22 de septiembre de 2008

Saqueo y destrucción de oficinas del INRAS en Santa Cruz y Tarija

Los daños causados a los equipos y a las movilidades de las oficinas del Instituto Nacional de Reforma Agraria en Santa Cruz, alcanzan a los
350 mil dólares.

Ese es el dato proporcionado por el INRA, luego de que la indicada oficina fue devuelta al Estado, después del asalto, robo, violencia y vandalismo que sufrió por parte de grupos de delincuentes de la llamada Unión Juvenil Cruceñista, alentados, financiados y dirigidos desde la Prefectura y desde el comité cívico de ese departamento.

El informe del INRA señala que los procesos de saneamiento que habrá que volver a realizar costarán 250 mil dólares, en tanto que la reparación de la infraestructura demandará otros 50 mil dólares.

El 100 % del equipamiento, sigue señalando el informe, se encuentra dañado.

Se ha destruido y en muchos casos robado, trámites para el saneamiento de varias comunidades y pequeños propietarios.

Se robaron discos duros y otras piezas de las computadoras y el cerebro de los vehículos.

“Los delincuentes que se ampararon en la Autonomía sabían qué hurtar, y así se llevaron lo más valioso y destruyeron los papeles de pequeños productores de soya”.

Pero si esos fueron los daños en Santa Cruz, en las oficinas del INRA de Tarija, el asunto no fue menos grave.

“La toma fue violenta, dice el INRA, no hubo toma pacífica, y el perjuicio es contra la población rural de Tarija.

Los cívicos mienten y amenazan.

El asesor legal del comité cívico tarijeño César Oliva, dijo que “la devolución es hasta la nueva toma”, cuando se tiene un daño económico de más de 70 mil dólares.

Los jóvenes cívicos, dice el informe, ingresaron por el techo, forzaron las ventanas.

Violentaron el garaje y destrozaron puertas interiores.

Sustrajeron documentación de trámites agrarios en curso, cuya reposición y trabajo tendrá un costo de más de 40 mil dólares.

Robaron equipos de radiocomunicaciones, computadoras y discos duros.

Los avasalladores convirtieron las oficinas en cantina mientras duró la toma.

Estos delincuentes se ampararon también en la Autonomía, en los palos y “pata de cabras” para sustraer información de tarijeños que trabajan la tierra.

Frente a esta evaluación, el INRA hizo conocer las siguientes resoluciones.

En el marco del decreto supremo 29698, el INRA solicitará la reposición de las pérdidas que deberán ser cubiertas con recursos de las prefecturas de Santa Cruz y Tarija.

Los autores materiales e intelectuales de estos actos delictivos deberán responder ante la justicia.

Hoy, la institucionalidad en el proceso agrario se ha recuperado y nada detendrá el saneamiento de tierras.

En 2008 se consolidará una superficie de 9 millones de hectáreas tituladas.

Ahora bien, dentro de sus tomas de instituciones, ¿por qué los cívicos de Santa Cruz y Tarija apuntaron de manera particular a las oficinas del INRA?

Pues, simplemente, porque el centro de la resistencia al cambio y de la conspiración que han venido desarrollando las oligarquías, está básicamente ligado al tema de la tierra.

Los grupos de poder no aceptan que el Estado central defina las políticas sobre el tema de la tierra, porque son ellos los que quieren determinar esa política.

En otras palabras, que ellos quieren tener en sus manos toda la tierra, y decidir a quiénes se la entrega y en qué cantidades.

Lo cual representa, obviamente, el mantenimiento, la prolongación y la consolidación del sistema de latifundios que predomina en las zonas orientales.

La crisis alimentaria tiende a agravarse

El número de personas desnutridas en América Latina aumentó en seis millones de personas, de acuerdo a un informe de la FAO, Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación.

Ese grave aumento en el número de seres humanos que no pueden cubrir adecuadamente sus necesidades alimenticias en la región latinoamericana, ha sido provocado por la espectacular subida de los precios de los alimentos que se vino registrando en los últimos tiempos.

Ahora, ¿cuáles son los factores para esa alza en los precios de los alimentos?

Los mismos han sido varias veces mencionados, pero conviene repetirlos.

Inicialmente el proceso de transformación de alimentos en combustibles, impulsado por las grandes potencias capitalistas del mundo.

Esos países, que enfrentan problemas por la escasez de combustibles, han decidido utilizar especies vegetales como el maíz, el azúcar, la palma y varias otras, para convertirlas en energéticos.

Con este proceso, como bien se entiende, se está privilegiando a las máquinas y a los automóviles antes que a los seres humanos.

Otros factores para el encarecimiento de los alimentos son el acelerado crecimiento de algunos países en desarrollo, que consumen más que antes y el elevado costo de los insumos agrícolas ocasionado por el alza del precio del petróleo.

También se mencionan los fenómenos climáticos adversos, como los de La Niña y el Niño que afectaron grandes regiones agrícolas del mundo, la reducción de las reservas de alimentos y la especulación en los mercados.

Si continúa esta tendencia a la elevación en los costos de los alimentos, alrededor de 15 millones de personas pasarán, también en nuestra región, a una situación de extrema pobreza, según estimaciones de la Comisión Económica Para América Latina CEPAL.

Como es lógico, esta situación se ha de reflejar igualmente en una disminución de las expectativas de crecimiento previstas para nuestros países.

Pero esta disminución no está afectando sólo a las naciones latinoamericanas o de otras regiones del mundo en desarrollo, sino también a las grandes potencias capitalistas.

Un ejemplo de ello son los propios Estados Unidos, cuya economía se ha desacelerado gravemente, arrastrando a la quiebra a poderosos bancos y entidades financieras, particularmente del área de las viviendas.

Como pocas veces en su historia, el gobierno norteamericano ha tenido que acudir en dos oportunidades a sus reservas federales para inyectar recursos a su sistema financiero buscando alguna reactivación.

Esas medidas, según se advierte, contradicen principios básicos del libre mercado, que loa propios Estados Unidos han ido sosteniendo e imponiendo a otros países, en el curso de las últimas décadas.

El modelo de desarrollo ultra capitalista que se impulsaba desde ese centro del poder imperial esta demostrando, con esta crisis, que no es el mejor para garantizar un desarrollo sostenible, y menos para resolver los problemas de pobreza que se observan en muchas regiones del planeta.

En otras palabras, que lo que corresponde ahora es que la humanidad diseñe otros modelos de desarrollo basados no en los inhumanos principios capitalistas de la acumulación sin límite, sino en otros que pongan la economía al servicio del ser humanos, y no al revés como ha venido ocurriendo hasta ahora.

En este marco, resulta de particular importancia la propuesta del actual gobierno de nuestro país, que plantea una economía mixta donde funcionen de manera coordinada una economía de mercado, otra comunitaria y otra estatal, con un adecuado control y fiscalización del Estado, para evitar los excesos que antes se observaban.

El libre mercado impuesto por los centros capitalistas, usando como instrumentos de presión a organismos como el Fondo Monetario Internacional o el Banco Mundial está, pues, desmeritado por sus malos resultados, demostrados ahora con la crisis que soporta la economía norteamericana, y con el otro grave problema del alza incontrolable de los alimentos en el mundo.

Ahora, en lo que toca a Bolivia, resulta importante la estrategia del gobierno del presidente Evo Mórales, que ha determinado apoyar al sector productivo, particularmente al dedicado a la producción de alimentos.

El problema de los alimentos tiende a agravarse, según los informes de la FAO y de la CEPAL, de modo que una política sabia debe apuntar a una suficiente producción de alimentos, para garantizar el consumo de nuestra población, sin depender de las otras naci0nes.

Como se puede observar, esta estrategia modifica la lógica neoliberal con que se actuaba anteriormente, que privilegiaba las exportaciones antes que el abastecimiento interno