Definitivamente, otro mundo esta naciendo.
Aun cuando tratan desesperadamente de salvarlo, sometiéndolo a una terapia intensiva y a un tratamiento que representa un tremendo costo, el mundo antiguo, aquel marcado por la más ortodoxa lógica capitalista y que tenía su cumbre en la globalización neoliberal, está muriendo y, paralelamente, está naciendo otro mundo, más justo y solidario, que ya no se ha de regir por el dogma del libre mercado que se pretendía universalizar.
El grupo de los G 20, los 20 países que han venido impulsando el neoliberalismo, se reunió hace poco en Londres, Inglaterra, y aprobó un plan de recuperación y reforma global, con la que intenta enfrentar la monstruosa crisis económica y financiera que afecta al planeta.
Ese plan contempla, entre otras cosas, la creación inmediata de un fondo de un billón de dólares, o sea un millón de millones de dólares, para apoyar a naciones en dificultades económicas que, a no dudarlo, han de ser muchísimas.
Hasta el año 2010 el dinero que se invertirá para el rescate financiero internacional alcanzará a la fabulosa cantidad de cinco billones de dólares, o sea cinco millones de millones de dólares.
Dentro de las medidas se considera una inversión de 250.000 millones de dólares para relanzar el comercio mundial y de las exportaciones que, según cálculos de organismos internacionales, sufrirá una caída de un 10 % en la presente gestión.
Considerando que la crisis internacional tiene, entre sus causas, la libertad absoluta con que operaron las instituciones financieras, las cuales aprovecharon esa libertad para deslizarse por el fácil camino de la corrupción, ahora se determinó ponerles algunas suaves medidas de control. exigiéndoles que sean más transparentes en sus operaciones.
El plan del G 20 consideró el levantamiento, en alguna medida, del secreto bancario que, hasta el presente, se cuidó con un extraordinario celo, porque permitía la acumulación extraordinaria de dinero en determinadas entidades bancarias que, a su vez, eran pilar de los sistemas económicos de sus países.
Otras medidas adicionales adoptadas en la reunión de Londres, determinan que el Fondo Monetario Internacional venda algunas reservas de oro para dar créditos a los países pobres, y que las naciones se comprometan a no poner barreras nuevas a sus importaciones.
Como puede observarse, el tremendo plan de recuperación y reforma global aprobado por el G 20, es más, pero mucho más, de lo mismo que, en última medida, llevó a la crisis monstruosa que ahora aflige al mundo.
La crisis internacional fue originada por la lógica capitalista con la que se manejó la economía mundial y ahora, para salvarla, se vuelve a insistir en medidas también capitalistas.
Fue originada por el mal funcionamiento y por la quiebra de bancos y entidades financieras y ahora, para encararla, y como un premio por su dañina gestión, se vuelve a entregar fondos multimillonarios a esos bancos y entidades financieras.
Se trata, en resumen, de encontrar soluciones dentro del sistema que originó la crisis, y no de modificarlo como hubiera sido lo más correcto y conveniente.
Ahora bien, frente a esas medidas, cuyos efectos positivos no se pueden garantizar, existen iniciativas que están buscando soluciones por otra vía.
Una vía que rompe con el capitalismo tradicional, y que pretende construir otra economía basada en principios de solidaridad y mayor equidad entre las naciones.
Esas iniciativas están siendo impulsadas, en América Latina, por naciones como Venezuela, Argentina, Cuba, Chile, Ecuador, Bolivia y hasta Brasil, además de otras, que conformaron la Unión de Naciones del Sur.
Dentro de UNASUR, se ha puesto en marcha la creación del Banco del Sur que permitirá que los países se libren, por ejemplo de entidades como el Banco Interamericano de Desarrollo BID, el Banco Mundial u otros, para acceder a recursos con los que puedan encarar programas de desarrollo.
El BID y el Banco Mundial, lo mismo que el Fondo Monetario Internacional, fueron organismos que se movieron bajo los dictados de los Estados Unidos y que tradicionalmente condicionaron sus créditos al cumplimiento de ajustes económicos impuestos por la potencia del norte,
Sacudirse ese sometimiento y buscar un desarrollo independiente del imperio es, pues, uno de los objetivos de UNASUR y de la creación de su banco.
Aparte de ello, y a iniciativa del presidente venezolano Hugo Chávez, se están abriendo contactos con países de otras latitudes del mundo que igualmente están buscando liberarse de los dominios imperiales.
El presidente Chávez está empujando esas alianzas, y para ello realizó una gira por naciones de Arabia, del Asia y de Europa del Este, con resultados extraordinarios.
Naciones árabes se han inquietado por hacer acuerdos con países sudamericanos y del Caribe, y de allí se pueden fortalecer nexos comerciales y de desarrollo industrial que se desmarcarían claramente, del dominio de Estados Unidos o Europa.
En su contacto con el gobierno de China, el presidente Chávez hasta discutió la creación de otra moneda internacional, que ya no sería el dólar, para manejar las relaciones comerciales.
China, al parecer, se halla en ese plan desde hace ya bastante tiempo.
De estos contactos y de esos acuerdos entre naciones latinoamericanas con países árabes, asiáticos o africanos está, pues, naciendo otro mundo que ha de ir desplazando, paulatinamente, el predominio de las potencias capitalistas.
Será un desplazamiento que se acelerará con el tiempo, porque el sistema capitalista se está cayendo y no parece que vaya a recuperarse a pesar de las monstruosas inyecciones económicas con las que se quiere pararlo.
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