Los países del ALBA, Alternativa Bolivariana para las Américas, reunidos hace poco en Cumaná, Venezuela, emitieron un pronunciamiento en el que, entre otras cosas, condenan al capitalismo, por ser un sistema depredador de la naturaleza y explotador del ser humano, y que con su lógica de ganancia sin límite y a cualquier costo, prácticamente está acabando con el planeta.
El documento señala luego que la crisis económica internacional, producto y resultado de ese sistema, deberá ser encarado por todos los países de la tierra, y no sólo por los capitalistas agrupados en el G 20, construyendo un nuevo orden económico internacional. que se base en la solidaridad y no en la competencia salvaje.
También censura las políticas contra la migración diseñadas por Estados Unidos y otras potencias europeas, y exige que los servicios básicos, como la educación, el agua, la energía y las telecomunicaciones, sean considerados derechos humanos y no sean motivo de comercialización o lucro por empresas privadas.
Luego, en otra parte de sus consideraciones, el documento del ALBA, señala lo siguiente:
“Queremos un mundo donde todos los países, grandes y pequeños tengamos los mismos derechos, y donde no existan imperios.
Abogamos por la no intervención de un Estado sobre otro..
Planteamos fortalecer, como único canal legítimo para la discusión y análisis de las agendas bilaterales y multilaterales del Continente, la base del respeto mutuo entre los Estados y los gobiernos, bajo el principio de la no ingerencia de un Estado sobre otro y la inviolabilidad de la soberanía y la autodeterminación de los pueblos.
Demandamos al nuevo gobierno de los Estados Unidos, cuya llegada ha generado algunas expectativas en la región y en el mundo, que ponga fin a la larga y nefasta tradición de intervensionismo y agresión que ha caracterizado el accionar de los gobiernos de ese país a lo largo de la historia, especialmente recrudecido durante el gobierno de George W. Bush.
De la misma manera, que elimine prácticas intervensionistas como las operaciones encubiertas, diplomacias paralelas, guerras mediáticas para desestabilizar Estados y gobiernos y el financiamiento a grupos desestabilizadores.
Es fundamental construir un mundo donde se reconozca y respete la diversidad de enfoques económicos, políticos, sociales y culturales.
Respecto al bloqueo de Estados Unidos contra Cuba y la exclusión de este país de la Cumbre de las Américas, los países de la Alternativa Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América, reiteramos la Declaración que todos los países de América Latina y el Caribe adoptaron el pasado 16 de diciembre del 2008, sobre la necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero expuesto por el gobierno de los Estados Unidos de América a Cuba, incluida la aplicación de la llamada ley Helms Burton, y que entre sus párrafos fundamentales señala:
CONSIDERANDO, las resoluciones aprobadas por la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre la necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos contra Cuba y las expresiones que sobre el mismo se han aprobado en numerosas reuniones internacionales.
AFIRMAMOS que en la defensa del libre intercambio y de la práctica transparente del comercio internacional, resulta inaceptable la aplicación de medidas coercitivas unilaterales que afectan el bienestar de los pueblos y destruyen el proceso de integración.
RECHAZAMOS de la forma más enérgica la aplicación de leyes y medidas contrarias al Derecho Internacional, como la ley Helms Burton, y exhortamos al gobierno de los Estados Unidos de América a que ponga fin a su aplicación.
PEDIMOS al gobierno de los Estados Unidos de América que cumpla con lo dispuesto en 17 resoluciones sucesivas aprobadas en la Asamblea General de las Naciones Unidas, y ponga fin al bloqueo económico, comercial y financiero que mantiene contra Cuba.
Adicionalmente, consideramos que han fracasado los intentos de imponer el aislamiento de Cuba, que hoy es parte integrante de la región de América Latina y el Caribe, miembro del Grupo de Río y de otras organizaciones y mecanismos regionales, que desarrolla una política de cooperación y solidaridad con los países de la región, que promueve la plena integración de los pueblos latinoamericanos y caribeños y, por tanto, que no existe razón alguna que justifique su exclusión del mecanismos de las Cumbres de las Américas.
Los países desarrollados han destinado no menos de ocho millones de millones de dólares para rescatar la estructura financiera que se ha desplomado.
Son los mismos que no cumplen con destinar pequeñas cifras para alcanzar las Metas del Milenio o el 0.7 % del PIB para la Ayuda Oficial al Desarrollo.
Nunca antes se había visto tan al desnudo la hipocresía del discurso de los países ricos.
La cooperación debe establecerse sin condiciones y ajustarse a las agendas de los países receptores, simplificando los trámites, haciendo accesibles los recursos y privilegiando los temas de inclusión social.
La legítima lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado y cualquier otra manifestación de las llamadas “nuevas amenazas”, no deben ser utilizadas como excusa para llevar a cabo actividades de ingerencia e intervención en contra de nuestros países.
Estamos firmemente convencidos de que el cambio, en el que todo el mundo tiene esperanza, sólo puede venir de la organización, movilización y unidad de nuestros pueblos”.
Esa la última parte del documento aprobado por los países del ALBA, Bolivia, Cuba, Dominica, Honduras, Nicaragua y Venezuela, y que muestra el camino de las luchas de los países latinoamericanos y del Caribe, por su liberación del imperio.
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