viernes, 24 de abril de 2009

El capitalismo está acabando con la humanidad

El capitalismo está acabando con la humanidad.

Esa es la contundente afirmación contenida en un documento emitido por los jefes de gobierno de los países que forman parte de la Alternativa Bolivariana para las Américas ALBA.

La indicada organización, de la que son parte Bolivia, Cuba, Dominica, Honduras, Nicaragua y Venezuela, desarrolló una reunión en la ciudad de Cumaná, Venezuela, y allí emitió una declaración que luego circuló en la V Cumbre de las Américas recién concluida en la república de Trinidad y Tobago.

La declaración es clara y contundente y comienza señalanado, justamente, que el capitalismo está acabando con la humanidad y el planeta.

Luego, señala: “Lo que estamos viviendo es una crisis económica global de carácter sistémico y estructural, y no una crisis cíclica más.

Están muy equivocados quienes piensan que con una inyección de dinero fiscal y con algunas medidas reguladoras se resolverá esta crisis.

El sistema financiero está en crisis porque cotiza valores en papeles por seis veces el valor real de los bienes y servicios que se producen en el mundo.

Esta no es una “falla de la regulación del sistema” sino que es parte constitutiva del sistema capitalista que especula con todos los bienes y valores en pos de obtener la máxima ganancia posible.

Hasta ahora la crisis económica provoca 100 millones más de hambrientos y más de 50 millones de nuevos desempleados, y estas cifras tienden a aumentar.

El capitalismo ha provocado la crisis ecológica por someter las condiciones necesarias para la vida en el planeta, al predominio del mercado y la ganancia.

Cada año se consume un tercio más de lo que el planeta es capaz de regenerar.

A este ritmo de derroche del sistema capitalista vamos a necesitar dos planetas Tierra para el año 2030.

La crisis económica global, la del cambio climático, la alimentaria y la energética, son producto de la decadencia del capitalismo que amenaza con acabar con la propia existencia de la vida y del planeta.

Para evitar este desenlace es necesario desarrollar un modelo alternativo al sistema capitalista.

Un sistema de solidaridad y de complementariedad y no de competencia.

Un sistema de armonía con nuestra madre Tierra y no de saqueo de los recursos naturales.

Un sistema de diversidad cultural y no de aplastamiento de culturas e imposición de valores culturales y estilos de vida ajenos a la realidades de nuestros países.

Un sistema de paz basado en la justicia social y no en políticas y guerras imperialistas.

En síntesis, un sistema que recupere la condición humana de nuestras sociedades y pueblos y nos los reduzca a ser simples consumidores o mercancías.

Como expresión concreta de la nueva realidad del continente, los países latinoamericanos y caribeños hemos comenzado a construir una institucionalidad propia, que hunde sus raíces en la historia común que se remonta a nuestra Revolución Independentista y constituye una herramienta concreta de profundización de los procesos de transformación social, económica y cultural que habrán de consolidar nuestra plena soberanía.

El ALBA TCP, Petrocaribe o la UNASUR, por sólo citar los de más reciente creación, sin mecanismos de unión solidaria, creados al calor de estas transformaciones, con la intención manifiesta de potenciar el esfuerzo de nuestros Pueblos por alcanzar su propia liberación.

Para enfrentar los graves efectos de la crisis económica global, los países del ALBA TCP hemos tomado medidas innovadoras y transformadoras que buscan alternativas reales al deficiente orden económico internacional, y no potenciar sus fracasadas instituciones.
Así, hemos puesto en marcha un Sistema Único de Compensación Regional, el SUCRE, que incluye una Unidad de Cuenta Común, una Cámara de Compensación de Pagos y un Sistema Único de Reservas.

Igualmente hemos impulsado la constitución de empresas gran-nacionales para satisfacer las necesidades fundamentales de nuestros pueblos, estableciendo mecanismos de comercio justo y complementario, que dejen a un lado la absurda lógica de la competencia desenfrenada”.

Esa la primera parte del documento aprobado por las naciones de la Alternativa Bolivariana para las Américas ALBA, que acusa al capitalismo por la crisis planetaria, y que propone mecanismos de integración económica y financiera que, sean, como su nombre lo indica, una alternativa al indicado sistema capitalista.

Los pueblos latinoamericanos, pues, han comenzado a unirse bajo banderas anti capitalistas, augurando la construcción de otro sistema mundial, más justo, solidario y equitativo, única vía para salvar al planeta.

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