martes, 2 de diciembre de 2008

El imperio parece comenzar a debilitarse irremediablemente

Parece, nomás, que la crisis financiera que están sufriendo los Estados Unidos en este momento, debilitará el predomino de ese país en el mundo, en las próximas décadas.

Esa predicción está contenida en un informe elaborado por el Consejo Nacional de Inteligencia de los propios Estados Unidos, y del cual se está haciendo eco la prensa internacional.

Hace poco más de un mes, el gobierno norteamericano decidió salir en rescate de su sistema financiero, inyectándole la descomunal cifra de 700 mil millones de dólares, para darle cierta liquidez y devolver al público y, principalmente a sus bancos, algunos márgenes de tranquilidad.

Pero esa cifra no tuvo un efecto demasiado profundo, de manera que hace algunos días se decidió una nueva inyección monetaria, esta vez de 800 mil millones de dólares.

No se conoce aun si esta medida será lo suficientemente fuerte para frenar o disminuir el impacto de la crisis.

De cualquier modo, lo cierto, lo evidente, y en lo que coinciden una mayoría de los analistas, es en que Estados Unidos ha ingresado a una etapa de recesión que durará mucho tiempo, probablemente décadas.

El Consejo Nacional de Inteligencia predice, por ejemplo, que el dólar dejará de ser la principal moneda para el intercambio comercial global.

En los hechos, esa moneda ha sufrido permanentes bajas en los último años, las cuales parece que continuarán, pese a una leve recuperación ocurrida recientemente.

Paralelamente a ello, el señalado Consejo Nación al de Inteligencia hace alusión a las crisis alimentaria, energética y ambiental que está sufriendo el planeta, y las cuales repercutirán directa o indirectamente en la economía norteamericana.

En los hechos estas crisis que se manifiestan como una sombra ignominiosa sobre el futuro inmediato de la humanidad, son resultado de la lógica capitalista y neoliberal con que se pretendió globalizar el mundo desde los centros capitalistas de poder.

En los hechos, los Estados Unidos son un principal culpable de estas crisis y ahora, como no podía ser de otro modo, las mismas se están volviendo contra ellos, amenazando con afectarles de manera muy severa en un futuro inmediato.

Las grandes transnacionales estadounidenses desarrollaron políticas salvajes para elevar sus ganancias, sin límites de ninguna clase, destruyendo el medio ambiente, contaminando la atmósfera, degradando sistemas acuíferos, aniquilando bosques y sometiendo las economías de las naciones.

Estos daños ahora se están revirtiendo y serán parte del gran cuadro de calamidades que los Estados Unidos deberán encarar en los siguientes años.

Dice el informe del Consejo Nacional de Inteligencia que un factor más para esta situación, es el crecimiento de economías como las de la China, la India o el mismo Brasil, que plantearán una dura competencia a los Estados Unidos.

Parece que en el planeta se consolidarán nuevos centros de poder, que harán la situación mundial menos estable.

Inclusive la producción de armas nucleares es tema de preocupación para el Consejo Nacional de Inteligencia de los Estados Unidos que ve que varios países, algunos enemigos declarados de los Estados Unidos, están adquiriendo capacidad para desarrollarlas.

Ahora bien, ¿cómo enfrentarán los Estados Unidos esta situación de incertidumbre que les está envolviendo irremediablemente?

Los analistas señalan que, en el pasado, una de las fórmulas de la potencia, para enfrentar situaciones semejantes, fue la de desarrollar guerras con características mundiales.

La guerra, con todo lo que significa en términos de fortalecimiento y reactivación de sus empresas productivas, con las políticas de emergencia económica que se aplican y a las cuales se somete la población, con el apropiamiento de recursos naturales y hasta territorios de otros países, tradicionalmente ha significado un negocio que termina por reactivar la economía del país vencedor.

La pregunta es si ahora, en esta coyuntura, Estados Unidos irá por la misma senda.

El actual presidente George W. Bush estaba en esa política guerrera, pero ahora se está yendo y ya no tendrá tiempo para nada más.

¿Optará Barack Obama por seguir el mismo camino?

Mucho se ha ido hablando de que su gobierno significará un cambio para su país y para las relaciones de su país con el mundo.

De antemano, en sus debates con el candidato McCain, Obama insistió en que en un plazo breve de no más de seis meses, las tropas norteamericanas en Irak retornarán a su territorio.

La política guerrerista, en consecuencia se verá frenada.

Pero, entonces, ¿qué hará Obama para encarar la crisis?

Es la gran pregunta que comenzará a ser respondida recién el próximo año, cuando el presidente negro inicie su mandato.

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