martes, 2 de diciembre de 2008

Definitivamente fue una masacre y no un enfrentamiento

“Esto ha sido una masacre. No aceptamos la tesis de un enfrentamiento”.

Esas fueron las palabras que registró la prensa mundial, del abogado argentino Rodolfo Mattarolo, responsable de la comisión que organizó UNASUR, para investigar las matanzas del pasado 11 de septiembre, en el departamento de Pando.

La declaración la hizo Mattarolo, adelantando el informe oficial que despejará toda duda sobre los indicados sangrientos sucesos.

Algunos medios de comunicación social, como las redes televisivas Unitel, PAT y ATB, insistieron mucho con la versión de que en Pando hubo un enfrentamiento.

Que los indígenas que marchaban hacia la ciudad de Cobija estaban armados y que tenían como objetivo tomar la prefectura.

Que los primeros disparos provinieron de ellos, y que los civiles que apoyaban al prefecto, en coordinación con gente del comité cívico, actuaron para defender sus instituciones y para garantizar la seguridad de la población de Cobija.

Esa versión fue reiterada de muchas maneras por políticos de los grupos de derecha que encontraron enorme acogida en los señalados medios televisivos.

Inclusive se dio paso a opiniones de un almirante, que señalaba que unas imágenes de la matanza, que muestran a indígenas tratando desesperadamente de cruzar el río mientras las balas salpicaban a su alrededor, eran imágenes de un entrenamiento de conscriptos.

Ahora, con el informe de la comisión de la Unión de Naciones Sudamericanas UNASUR, todas esas opiniones e interpretaciones de los hechos quedan absolutamente anuladas, quedando transparente la única verdad de lo sucedido: el brutal asesinato de campesinos por parte de grupos paramilitares que actuaron a órdenes de la prefectura y del comité cívico de Pando.

“El abogado Mattarolo, dice la información aparecida en la prensa internacional, presentó un video de 20 minutos de duración, que muestra la matanza de campesinos, indígenas y originarios”

En el indicado audiovisual “se observa al senador pandino José Villavicencio, de Unidad Nacional, mientras grita: “si Evo quiere sangre, va a haber sangre”, mientras un grupo de personas dispara contra agricultores prácticamente indefensos”.

“Resulta sobrecogedor, sigue diciendo la nota, el relato de una mujer sobre el asesinato de una compañera suya.

“Hombres de la ciudad la quemaron viva y, al lado del cadáver calcinado, su pequeño hijo lloraba sin control.

“Después de sacudirlo , y como no pudieron callarlo, le dieron un tiro en la cabeza”.

Aquellas personas que fueron capaces de esa brutalidad, y de varias otras parecidas que ocurrieron ese día, eran, obviamente, gente sin conciencia.

Gente que no tenía ninguna noción sobre el valor de la vida humana.

Personas incapaces de sentir el sufrimiento del prójimo, ni de reconocer sus derechos.

Bestias inhumanas cargadas de odio.

Sicópatas sin Dios ni moral.

En suma, fascistas de los grupos de extrema derecha del oriente boliviano.

Ahora, lo importante de esta investigación, es que fue realizada por una comisión de gran calidad moral y cuyas conclusiones no admiten réplica.

Una comisión que entrevistó a decenas de indígenas sobrevivientes de la masacre y a médicos que los atendieron, y que conversó durante tres horas y media con el ex prefecto de Pando, Leopoldo Fernández, en una celda de la cárcel de San Pedro, en La Paz.

La comisión, asimismo, cruzó la frontera con el Brasil, para reunirse con los cívicos opositores que se escaparon después de los hechos y, por último entrevistó a líderes de la oposición y al propio presidente Evo Morales.

Después de estos informes, ya no habrán más dudas sobre la matanza de Cobija, uno de los hechos más crueles de la historia boliviana, y un eslabón más de la cadena de crímenes que caracteriza el accionar de los sectores de la derecha contra el pueblo boliviano.

Conocidos este y los otros informes que se desarrollan en el país, lo único que se espera es una sanción adecuada contra los paramilitares asesinos y contra los autores intelectuales de la masacre.

Y que se quite del camino a los abogados melgarejos y a otros personajes serviles que buscan proteger a Leopoldo Fernández y a sus cómplices, devolviéndoles favores del pasado.

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