lunes, 10 de noviembre de 2008

La caja se esta destapando, y el olor y es insoportable

Se está comenzando a destapar la caja, y lo que salta a la mirada del pueblo no son sorpresas sino constataciones y confirmaciones de viejas sospechas, percepciones e intuiciones.

La prefectura del departamento de Pando y del ámbito interinstitucional en el que se mueve no es otra cosa que un maloliente lodazal de corrupción, en el que están sumergidas miles de personas afines el ex prefecto Leopoldo Fernández.

Resulta que en los papeles aparecen como construidos e inaugurados cuatro embarcaderos que en la realidad no existen.

Resulta que un lugar donde debía levantarse un complejo educacional, cuyos fondos aparecen como ya erogados, hay solo unas cuantas paredes de adobe, dentro de las cuales hasta árboles han crecido.

Resulta que el viceministerio de lucha contra la corrupción ha iniciado cuatro procesos, en la Corte de Sucre, contra el ex prefecto Fernández, por defraudación de fondos públicos que debían haberse invertido en obras a favor de la comunidad, y cuyo destino no se conoce aunque, obviamente se sospecha que no haya sido otro que las gruesas billeteras de la gente de poder de ese departamento.

También resulta que había habido una lista interminable de parientes del ex prefecto, y de la esposa del ex prefecto, ubicados en puestos de la prefectura y del servicio de caminos y de otras entidades públicas del departamento.

Y que la lista de trabajadores eventuales, que ya no eran tan eventuales, superaba a las tres mil, y que los consultores que intervenían en la realización de estudios y en la ejecución de obras eran personas con los mismos apellidos, ligados todos a la familia de Leopoldo Fernández.

Pando, pues, era una región donde existía un cacique, o emperador, o mandamás de poder ilimitado que manejaba a su antojo los recursos del departamento, distribuyendo regalos a los amigos que se inclinaban y juraban fidelidad.

Y era un lugar donde grupos de sujetos depredadores, asociados en empresas, la mayoría de las veces ilegales, atacaban sin piedad el monte extrayendo madera fina que sacaban de contrabando al Brasil.
Un sitio en el que directivos del comité cívico y otras entidades también intervenían en actividades de contrabando hasta avalándolas con resoluciones oficiales, como la emitida por el directorio de la zona franca de Cobija.

Ese directorio, según se recuerda, presidido por el ex prefecto pandino Leopoldo Fernández, y conformado por Luis Adolfo Flores alcalde de Cobija, por Ana Melena de Suzuki, presidenta del comité cívico, y por Eugenio Fusi, presidente de la cámara departamental de industria y comercio, aprobó una resolución para la nacionalización ilegal de vehículos y motocicletas introducidas al país sin autorización.

Por esa resolución ilegal, también según puede recordarse, las indicadas personas estaban enfrentando un juicio instaurado por la aduana nacional, ante la Fiscalía General de República, por los delitos de contrabando, usurpación de funciones aduaneras instigación pública a no pagar tributos, conducta antieconómica, incumplimiento de deberes, evasión de impuestos, y resoluciones contrarias a la Constitución y a las leyes.

Por último, el departamento de Pando era una región donde se entrenaban grupos de paramilitares perfectamente apoyados y protegidos por latifundistas, según denuncia de la ex ministra de gobierno Alicia Muñoz, y donde los mencionados grupos, financiados y organizados desde la prefectura, eran autorizados para emboscar y disparar contra campesinos que no estaban en la lista de los afines al prefecto, como ocurrió en la masacre de Porvenir.

Todo eso, pues, se ha ido destapando en los últimos tiempos, mostrando cuales eran los extremos del poder que habían acumulado las oligarquías neoliberales,
privilegios por los cuales conspiraban y buscaban derrocar al gobierno del presidente Evo Morales.

Ahora, conocida la magnitud de lo señalado, el pueblo boliviano debe reafirmarse en su voluntad de cambio.

Porque cuando se habla de cambio es justamente a ese poder delincuencial de las clases dominantes, al que la gente se refiere.

A esa acumulación de fortunas inmensas por vía de la corrupción más cínica.

A esa destrucción del país, y de sus recursos naturales y de sus instituciones, con la corrupción de amplios estamentos sociales, que se movilizan por el camino de la prebenda, aceptando incursionar, con cargo de conciencia o sin ella, en el campo del delito.

Leopoldo Fernández y su gente deben comenzar a pagar por sus delitos innumerables los cuales se están destapando ante la mirada del pueblo.

No hay comentarios: