El Cardenal Julio Terrazas se fue al Vaticano, y “habló pestes sobre Bolivia”.
“Hablar pestes” sobre algo o alguien es, en la terminología popular, desprestigiar a ese algo o a ese alguien con mentiras y difamaciones que no tienen sustento en la realidad.
Y eso es lo que hizo el Cardenal Terrazas dirigiéndose al Papa Benedicto XVI, allí en el Vaticano.
Decir medias verdades sobre la situación boliviana, lo cual es simplemente mentir, y desprestigiar al gobierno.
“La llamada refundación de Bolivia, dijo el Cardenal, no está favoreciendo a los bolivianos”.
“Al contrario, señalo el Cardenal, las medidas políticas y los mecanismos jurídicos puestos en marcha hasta hoy, no parecen suficientes ni adecuados para construir juntos una Bolivia para todos”.
“Seguimos con inquietud la reaparición de nuevas exclusiones, el aumento del revanchismo, del odio, del racismo y hasta de la xenofobia que debilitan el Estado de derecho, la institucionalidad de los organismos que deberían garantizar la vigencia de la democracia”.
“El proceso de cambio, continuó diciendo el Cardenal Terrazas, lejos de apuntalar la democracia, la justicia, el respeto por los derechos humanos, la libertad de expresión y todas las otras libertades, está arrastrando al país entero hacia el despeñadero”.
“La desocupación, la pobreza, el hambre, la desnutrición, además de la soberbia y la corrupción, están causando enormes daños a Bolivia y a los bolivianos”, agregó el Cardenal.
Ahora bien, si la refundación de Bolivia no está favoreciendo a los bolivianos, ¿a quién estará favoreciendo?, habría que preguntarle al Cardenal.
¿A los chinos? ¿A los habitantes de Marte?
Los pueblos originarios, los grandes sectores populares votan y vuelven a votar una y otra vez por la refundación de Bolivia, porque sienten en carne propia que esa refundación les está favoreciendo.
Y entonces, ¿acaso no son estos pueblos originarios y estos sectores populares, bolivianos muy bolivianos?
¿O es que, para el Cardenal, sólo son bolivianos aquellos que pertenecen a las oligarquías y a los sectores ricos del oriente?
Dice, el Cardenal, que está ocurriendo una “reaparición de nuevas exclusiones.
Pero, ¡por Dios!, ¿cuáles son esos nuevos excluidos?
¿No nos dirá que son los latifundistas!
En Bolivia han habido, y siguen habiendo, unos solos excluidos, y esos excluidos han sido, justamente, las naciones originarias, para las cuales nunca hubo políticas eficientes que las incluyeran dentro del país.
Por eso, a pesar del cambio de múltiples gobiernos, la gran mayoría de tendencia capitalista, derechista, liberal y neoliberal, los sectores rurales, campesinos e indígenas, se movieron siempre entre la pobreza y la extrema pobreza, como lo certifican todos los organismos internacionales que estudiaron la realidad socio económica de Bolivia.
Para una parte de la población boliviana, para las clases medias y para los grupos de poder, sí hubo estrategias, políticas y normas, que las favorecieron de una u otra manera.
Los grandes privilegiados y favorecidos fueron, como muy bien se conoce, los grandes empresarios y terratenientes del oriente, que tuvieron a su disposición a, prácticamente, todo el Estado boliviano.
Pero a campesinos e indígenas, y gente de sectores populares, esas políticas ni siquiera los consideraron, por eso eran excluidos.
Eso, en este momento, tiende a cambiar con las medidas, justamente del actual gobierno.
Pero el cambio, si bien favorece a los pobres, no excluye a nadie, ni siquiera a los poderosos, y sí incluye a todos.
Entonces, el Cardenal, o está desinformado, o simplemente está mintiendo, cuando afirma que en Bolivia están apareciendo nuevas exclusiones.
Ahora, es verdad que en Bolivia hay altos grados de hambre, de desnutrición y de pobreza, pero ese no es un problema que haya aparecido en este momento, sino que ha sido un mal endémico de nuestro país debido, justamente, a que los gobiernos anteriores, especialmente los neoliberales, nunca adoptaron medidas que permitieran enfrentar adecuadamente el problema.
¿Por qué el Cardenal, no criticó, o condenó o enjuició a los gobiernos derechistas que permitían, tranquilamente, que la riqueza se acumulara en pocas manos, y que la pobreza y la indigencia aumentaran sin medida?
¿Por qué no habló de estos males sociales en el pasado, y no ahora, echando la culpa a un gobierno que tiene menos de tres años en el poder?
Es cierto, por otro lado, que en Bolivia hay odio, racismo y xenofobia pero, ¿de dónde viene ese odio, y ese racismo y esa discriminación?
No nos va a decir, el Cardenal Terrazas, que el racismo y el odio vienen de los sectores indígenas y campesinos.
Esa discriminación, lo ve diariamente todo el país, parte de los sectores dominantes, de grupos descendientes de extranjeros asentados en el oriente, de latifundistas y patrones, que mantienen a los indígenas en condiciones de servidumbre, que los humillan, semidesnudan y torturan y los hacen poner de rodillas y que, inclusive, los aniquilan a bala, como fue ocurriendo en Sucre, en Santa Cruz y en Pando.
¿Y por qué el Cardenal no dijo ni media palabra frente a esos abusos?
Dice que en Bolivia hay odio, racismo y xenofobia, pero no dice de dónde parte o de dónde se manifiesta ese odio y ese racismo, lo cual es muy cómodo, obviamente, porque así, el Cardenal no queda mal ni con Dios ni con el diablo.
Muy negativo, pues, que el Cardenal haya hecho todo un viaje hasta el Vaticano, para hablar mal del proceso de cambio que ocurre en Bolivia, sin decir ese cambio está recibiendo el respaldo de la gran mayoría del pueblo boliviano.
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