El año 2003, grupos dominantes de Santa Cruz hicieron llegar una carta a Kofi Annan, entonces Secretario General de las Naciones Unidas, señalando que esa organización mundial debería prepararse para recibir en su seno a un nuevo Estado situado en el corazón de Sudamérica.
Ese nuevo Estado no era otro, obviamente, que la llamada Nación Camba, cuyo proyecto ha ido avanzando sin interrupción en los últimos años.
Sabían ya, las clases dominantes de Santa Cruz, que el cambio político que había comenzado a ocurrir en Bolivia, terminaría desplazándolos del poder político que habían manejado a su completa discreción en los últimos casi cuarenta años.
Sabían que el pueblo, hastiado de esa política que favorecía sólo al sector dominante, estaba reclamando una modificación del sistema, y que esa modificación seguramente les iba a significar la pérdida de sus privilegios, y entonces se anticipaban a ese momento, planteando la división de Bolivia.
“Como nunca podremos plantear un proyecto político que sea bien recibido y apoyado por la mayoría de los bolivianos, entonces nos refugiaremos en nuestro territorio, y aquí adentro impondremos el modelo que nos interesa”, razonaron esos grupos dominantes, y entonces comenzaron a acelerar la división llegando, inclusive, a informar sobre la misma en varios espacios internacionales.
Se conoce que emisarios del comité cívico de Santa Cruz, hicieron viajes al exterior, particularmente a Europa y Estados Unidos, reclamando su apoyo al nuevo Estado.
En ese contexto es que se atrevieron a llegar hasta las mismas Naciones Unidas anticipando su temerario proyecto.
Sin embargo, parece que no tuvieron demasiado éxito y que no hallaron el apoyo oficial que buscaban, salvo algunas simpatías de algunos sectores de ultraderecha tanto de Europa como de los Estados Unidos.
Pese a ello, su intención es forzar y acelerar la indicada división, para forzar también el apoyo internacional y por ello es que están llevando adelante la aprobación de su estatuto autonómico el próximo 4 de mayo.
Ese acto del 4 de mayo viene a ser, entonces, un hito fundamental para su proyecto separatista, porque a partir de entonces podrán argüir que tienen el apoyo mayoritario de la población.
Para comenzar, dentro de su estrategia, esos sectores dominantes de Santa Cruz intentarán implementar los diferentes artículos contenidos en su estatuto autonómico.
Negarán, por ejemplo, toda potestad al gobierno, para seguir desarrollando sus tareas de saneamiento o de dotación o redistribución de tierras dentro del departamento.
Negarán, luego, a los campesinos y pueblos originarios, su particular derecho a ser autónomos porque los estatutos que supuestamente se aprobarán sólo reconocen la autonomía departamental y no así las autonomías indígenas.
Darán pasos decisivos para constituir su propia policía, la cual no tendrá ninguna relación con la Policía Nacional, y pasará a recibir órdenes direclamente del prefecto o gobernador.
Una parte de la gente reclutada para constituir los nuevos organismos de seguridad, irá a formar parte de una especie de Guardia Departamental, que tratará de reemplazar, más adelante, a las propias Fuerzas Armadas.
Como ya lo anticipó el prefecto Rubén Costas, su próximo gobierno departamental definirá medidas para la exportación de soya, aceite, arroz, azúcar, carne y otros productos, sin intervención del gobierno nacional.
Buscará, ese gobierno departamental, también entablar conversaciones con las empresas petroleras, para discutir convenios que vulneren los nuevos contratos suscritos luego de la nacionalización.
Habrá, entonces, una política petrolera departamental, favorable nuevamente a las empresas transnacionales, que se opondrá a las política petrolera nacional que lleva adelante el gobierno.
En esa misma línea autonomista, el gobierno departamental de Santa Cruz instalará una especie de ministerio de relaciones exteriores, para negociar directamente con los otros países, al margen del Estado nacional.
Y también se definirá una nueva política de cobro de impuestos, se establecerá un demagógico nuevo salario mínimo para complacer a la población, se creará una propia defensoría del pueblo, y una propia oficina de derechos humanos y así, en esa línea, se adoptarán varias otras medidas que usurparán, a no dudarlo, las funciones del Estado central.
Ahora, como el gobierno nacional no podrá tolerar tales disposiciones, entonces se plantearán varios enfrentamientos particulares que terminarán en un enfrentamiento generalizado que abarcará todos los campos de la actividad.
Y ese enfrentamiento, que creará mucha violencia y que probablemente arroje víctimas, será aprovechado por los grupos oligárquicos de Santa Cruz para plantear directamente la separación.
“No nos dejan ser autónomos, dirán esos grupos dominantes, por lo tanto nos independizamos constituyendo un nuevo Estado con los departamentos que dijeron Sí a las autonomías, y con aquellos otros que también quieran sumarse al proyecto.
Ese panorama, muy claro por cierto, es el que se viene planteando en nuestro país en un futuro inmediato.
La nación boliviana, pues está en un grave peligro, y eso debe obligar a todos los ciudadanos patriotas a adoptar una postura, y a movilizarse en defensa de la Patria.
¿Se deberá permitir que el proyecto separatistas siga avanzando ante la paciencia de unos y la indiferencia de otros?
Los bolivianos tienen la obligación de pronunciarse al respecto.
martes, 22 de abril de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario