Un salario mínimo departamental de mil bolivianos, es lo que prometió el prefecto Rubén Costas para cuando Santa Cruz sea autónoma, cosa que comenzará a ocurrir, según dice, a partir del 5 de mayo próximo.
¡Mil bolivianos de salario mínimo departamental!
¿Se habrá visto semejante demagogia y semejante irresponsabilidad?
¿Tendrá idea, el prefecto Costas, de lo que tal salario significaría?
¿Se imaginará, siquiera remotamente, el efecto de elevación incontenible del costo de la vida que un salario así supondría?
¿No le habrán explicado que la subida de los salarios debe estar estrechamente relacionada con otras medidas para evitar distorsiones que quiebren el equilibrio económico?
Y, ¿de dónde pensará sacar dinero, el señor Costas, para cubrir esa duplicación del salario mínimo, en su departamento?
Al gobierno nacional, obviamente que le interesaría elevar los salarios a niveles mucho mayores, para tranquilizar los reclamos de los sectores sociales.
Pero, obrando con responsabilidad, sabe el gobierno, que antes de adoptar medidas de ese tipo, debe considerar otros factores del comportamiento de la economía, para evitar una hecatombe de consecuencias desastrosas.
Y entonces, año tras año, negocia con cuidado, otorgando aumentos que no atenten contra la estabilidad económica.
Pero al prefecto de Santa Cruz esa estabilidad parece importarle un rábano, porque alegremente habla de un salario mínimo de mil bolivianos, sin explicar que la inflación subsiguiente reduciría esos mil bolivianos a casi nada.
¿Acaso nuestro país no vivió fenómenos parecidos en épocas pasadas?
¿Acaso no han visto, los bolivianos, lo desastrosas que son esas políticas de elevaciones irracionales de los niveles de salarios?
Prosiguiendo con su clarísima demagogia, el prefecto de Santa Cruz ha anunciado que, a partir del 5 de mayo, los exportadores de Santa Cruz podrán exportar sin intervención del gobierno central, y sólo con la autorización de la prefectura.
¿Es que tampoco le habrán dicho que, en materia de exportaciones e importaciones, las naciones del mundo proceden de acuerdo a convenios firmados entre países?
¿Que esas exportaciones e importaciones tienen que acomodarse a controles de calidad y saneamiento, y a normas y reglamentos establecidos en los diferentes acuerdos?
No puede, un departamento, por más autónomo que sea, decidir qué va a exportar, a dónde va a exportar y en qué cantidades va a exportar, al margen de las decisiones del gobierno nacional.
Ningún país aceptaría hacer ningún acuerdo de compra de nada, pasando por encima de lo que decida el gobierno central, porque eso vulneraría tratados internacionales que rigen el comercio de las naciones.
De modo que decir que desde la prefectura se decidirá la política de exportaciones, es decir una mentira y es engañar a los ingenuos para que aprueben el estatuto autonómico.
En otro orden de cosas , el prefecto Rubén Costas ha señalado que la prefectura organizará su propia policía regional, y esto sí es grave.
Porque la Policía, así como las Fuerzas Armadas, son instituciones nacionales, que tienen una estructura vertical y que responden a un mando único.
No puede haber, en consecuencia, varias policías que dependan de varias prefecturas, así como carnavalescamente viene anunciando el prefecto Costas.
Según se conoce, desde la prefectura cruceña se ha ido alentando para que policías de seguridad física se rebelen contra los mandos policiales nacionales, de modo que puedan ser luego asimilados a esa policía regional cruceña.
De la misma forma, se ha ido alentando para que jóvenes con tendencias agresivas, muy dados a la bebida y a la vida alegre e irresponsable, entren a militar en la llamada Unión Juvenil Cruceñista con la promesa de formar parte de la próxima policía regional.
¿Habrá reflexionado, el prefecto Costas, sobre el riesgo que esas iniciativas suponen?
¿Será consciente de que, actuando así, está dando paso a un enfrentamiento donde podría correr mucha sangre?
¿O será eso lo que busca, para así seguir agitando, tomando como banderas a los muertos que puedan haber?
Como puede verse, el prefecto Rubén Costas de Santa Cruz, está enloquecido.
Soberbio, prepotente, irrespetuoso, agresivo, se mueve con la mentalidad de los fascistas, para quienes la única voluntad que debe prevalecer es la suya, y la única verdad que existe es la que ellos pregonan.
Y en esa medida no interesa la opinión ajena ni los derechos ajenos.
Esa autonomía, pues, es la que se propugna desde Santa Cruz.
Una autonomía que tiene, tras de sí, el proyecto de separación y división del país, para dar nacimiento a la nación camba, fascista y oligárquica.
¿Permitirán, los bolivianos honestos y patriotas, que un proyecto así prospere?
martes, 22 de abril de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario