martes, 22 de abril de 2008

A 107 años de su muerte

A 107 años de su muerte, las reivindicaciones del Zárate Willca se hacen realidad en el proyecto de nueva Constitución Política del Estado

No se conocen con exactitud las circunstancias de su muerte, algunos historiadores dicen que le dieron la “ley de la fuga”, pero lo cierto es que Pablo Zárate, el “temible Willca”, fue asesinado por la clase dominante del país, que veía en él un peligro potencial para sus intereses.

Con su muerte, ocurrida un 26 de abril del año 1901 mientras estaba en prisión, quedó sepultado un nuevo intento de las naciones indígenas aymara y quechua por sacudirse el yugo que los sujetaba desde la Colonia, y que aun continuaba en la época republicana

Zárate, el “temible Willca”, resistió primero la “ley de exvinculación de tierras” decretada por el gobierno de Frías, y que desconocía el carácter comunal con que los pueblos indígenas habían poseído y producido la tierra desde sus antepasados y, posteriormente, contribuyó enormemente al triunfo del General Pando en la llamada Guerra Federal.

Esta Guerra, según relata la historia, comenzó en Sucre cuando el Congreso aprobó una ley que obligaba al presidente de la República a radicar de manera permanente en aquella ciudad.

La brigada paceña había solicitado que este tema fuera discutido, sin presiones, en un punto neutral como Cochabamba pero, al ver que su reclamo no prosperaba, abandonó Sucre..

Ello originó que en la ciudad de La Paz se fortaleciera un movimiento que meses antes había planteado el sistema federalista para el país.

El 12 de diciembre de 1898, el movimiento desembocó en la formación de una junta federal de gobierno que estuvo constituida por José Manuel Pando, Serapio Reyes Ortiz y Macario Pinilla.

Como era de esperar, el presidente Fernández Alonso se vio obligado a reprimir este movimiento y marchó hacia Oruro con un poderoso ejército.

Fue entonces que el General José Manuel Pando, que tomó el mando de las fuerzas del norte, buscó y, ofreciéndole muchas medidas favorables para su gente, estableció una alianza con Pablo Zárate Willca, el indio aymara nacido en Sicasica, provincia Aroma del departamento de La Paz que, como se dijo, ejercía un importante liderazgo en las comunidades del sector.

Concretado el acuerdo las masas indígenas entraron en acción desarrollando varios ataques, bloqueos, sabotajes y cercos contra las fuerzas del presidente Fernández Alonso, en las provincias Inquisivi, Aroma, Chayanta, Tapacarí y Ayopaya.

Un episodio particular de estas acciones hace referencia a una masacre de más de 90 personas ocurrida en las localidades de Corocoro y Santa Rosa, por parte de soldados integrantes de los regimientos constitucionalistas Húsares y Monteagudo que habían salido en busca de alimentos y vituallas.

Esta incursión originó un sentimiento de venganza que se concretó contra otro regimiento, el Sucre, también constitucionalista, que fue cercado por los indios que lo atacaron desde una colina y lo obligaron a una desbandada.

La historia relata que un líder indígena de nombre Lorenzo Ramírez, consiguió desarmar a los soldados y los llevó de vuelta al pueblo, ofreciéndoles garantías y haciendo que se refugiaran en un templo del lugar.
Pero la furia indígena no respetó ningún acuerdo y, al final, 130 efectivos militares fueron muertos originando, este episodio, un lamento profundo que se siguió oyendo durante mucho tiempo en la sociedad sucrense.

La Guerra Federal prosiguió con diferentes escaramuzas y se resolvió con dos batallas bautizadas como las del primer y segundo cruceros.

La batalla del primer crucero se desarrolló en un sitio donde cruzan los caminos que van a Luribay y Ayoayo, e incluyó la explosión de un carro cargado de municiones que precipitó la fuga de las fuerzas alonsistas.

Los heridos fueron llevados a la Iglesia de Ayoayo, pero los indígenas no los respetaron muriendo 27 soldados y un capellán.

La batalla del segundo crucero tuvo lugar en las cercanías de Paria, departamento de Oruro, en el lugar donde hacían cruz los caminos que iban a Lequepalca y Caracollo.

Datos obtenidos de este episodio señalan que las fuerzas del General Pando tenían 1.800 efectivos y un cañón bautizado como “El Walaycho”.

Fernández Alonso contaba con 1.900 soldados, 6 cañones y 4 ametralladoras, con las que superaba a su enemigo.

Sigue diciendo la historia que los indios del Zárate Willca protegieron a los federales y les dieron cobertura para varios ataques y maniobras, incluyendo asaltos de la caballería y de la tropa que, paulatinamente, volcaron a su favor el resultado de la batalla.

Al final, luego de cuatro horas de combate y de más de 1.000 víctimas, entre heridos y muertos, el General Pando alcanzó la victoria e hizo su ingreso triunfal a Oruro, teniendo a su lado al Zárate Willca, en medio de una gran multitud donde los soldados de Pando se mezclaron con los del líder indígena.

Pero el asunto no quedó ahí sino que, aprovechando la coyuntura y ya con una clara consigna de emancipación para su pueblo, el “temible” Willca decidió proseguir con la rebelión, extendiéndola a más de 20 poblaciones de tres departamentos

Esto determinó que Pando actuara sin contemplaciones contra su antiguo aliado, haciéndolo detener, junto a su estado mayor, en Sicasica, el 22 de abril de 1899.

Apresados el caudillo y sus lugartenientes la rebelión indígena ya no pudo proseguir y las naciones originarias aymara y quechua debieron volver a esperar algo más de un siglo, hasta el presente año 2008, para recuperar derechos ancestrales, esta vez por una vía pacífica y democrática, a través del nuevo proyecto de Constitución Política del Estado impulsado por el gobierno de Evo Morales, primer presidente indígena de la nación boliviana.

No hay comentarios: