lunes, 3 de marzo de 2008

Entonaron el himno, ¿para qué?

Con merecimientos ganó Blooming la copa Aerosur, venciendo a Wilsterman de Cochabamba, por cinco goles a tres.

Con sus nuevas casacas de color naranja, los jugadores del cuadro cruceño saludaron a su hinchada, prometiendo que este éxito en la copa de verano, que gana en interés a medida que pasan los años, se ha de repetir en el torneo más largo y más exigente de la Liga
Todo, pues, fue alegría, entusiasmo, gritos, saludos, abrazos y besos en la fiesta plena y merecida que se vivió en el estadio Tahuichi Aguilera.

Todo, menos una nota discordante, extraña, que enrareció el ambiente en el que se desarrolló el partido.

Una nota molesta y discriminatoria que deberá ser mejor explicada por los organizadores del torneo.

Y es que, antes de iniciarse las acciones, luego que los equipos habían ingresado a la cancha, se determinó la entonación del himno de Santa Cruz.

Toda una ceremonia, solemne, que fue seguida con respeto por los asistentes, pero que simplemente no tenía razón de ser.

Porque la copa de verano no es nada más que un corto campeonato de pretemporada, de carácter amistoso, con participación de los equipos de mayor hinchada en el país.

Un torneo donde los conjuntos van probando a sus nuevos jugadores, o donde van ensayando esquemas y estrategias que han de intentar aplicar a lo largo del año.

El campeonato sirve, entre otras cosas, para que los fanáticos del fútbol vuelvan a los estadios a mirar a sus equipos, luego del receso de fin de año.

Para que renazcan las ilusiones, como en el caso de Blooming, para que las preocupaciones se acentúen y se vea la urgencia de hacer cambios y ajustes, como en los casos de The Strongest o Aurora, o para que se sepa que se está andando por buen camino, como en los otros casos de Bolívar o Wilsterman, pero nada más.

Entonces, por ningún lado, como se ve, el asunto ameritaba la entonación de todo un himno departamental.

Mucho menos cuando en ninguno de los otros partidos, jugados en otros departamentos, se había cantado el himno de nadie.

Y mucho menos, todavía, cuando en el mismo cotejo con Wilsterman, sólo se entonó el himno cruceño y no así el de Cochabamba.

Si se había decidido encajar los himnos, innecesariamente, en este partido de revancha de una copa amistosa, ¿por qué se escuchó un solo himno y no los dos?

¿Qué sentido tenía este hecho? ¿Por qué los organizadores procedieron así?
La respuesta está en el peligroso ambiente de desafío y de altanería que se viene fomentando e impulsando en Santa Cruz.

En la exacerbación de un orgullo que tiene un claro fin político y que está siendo manipulado por los sectores poderosos que dominan aquel departamento.

Los himnos, lo sabemos todos, tienen la virtud de inflamar el patriotismo, de sacudir las fibras emotivas del ser humano, de poner de relieve la pertenencia a una colectividad, de impulsar a la gente a grandes y heroicas acciones.

Por ello, cuando se lo entona al comienzo de un partido amistoso, sin importancia real, la única explicación que cabe es que en alguna gente, allí en Santa Cruz, existe el afán de hacer crecer sentimientos regionales, supuestamente patrióticos, para fines que no son muy patrióticos.

Sabían, esas personas, que el favorito para ganar el partido era Blooming, tanto porque era local como porque se constituía en el equipo que mejor preparación había tenido.

Y entonces quisieron unir la obtención del título con el logro de otra victoria departamental, como podría ser la aprobación de una autonomía departamental al margen del país.

El triunfo de Blooming, entonces, venía a ser como una versión simbólica del triunfo cruceño en su referendo departamental sobre el tema autonómico.

Levantar los corazones, animar los espíritus para otros triunfos, además de los deportivos, era el claro propósito de los que decidieron la medida.

La cual podía estar bien, si se ubicaba en un ámbito de sano orgullo y de limpia alegría, pero que estuvo mal cuando procuraba responder a propósitos más oscuros e innobles.

Porque está muy bien que se levante el espíritu cruceño, pero está muy mal cuando se lo levanta contra otros bolivianos, o cuando se lo utiliza políticamente para sustentar posturas anti nacionales.

Después de lo sucedido antes del partido entre Blooming y Wilsterman, es fácil ver la estrategia que están aplicando los sectores dominantes de Santa Cruz.

Arrastrar a la población detrás de consignas regionales, aparentemente patrióticas, pero que llevan tras sí objetivos separatistas, y ello es muy peligroso.

Un asunto, como se ve, que debe merecer una mayor reflexión sobre lo que está pasando en nuestro país, en este delicado momento.

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