En este momento, en nuestro país, hay procesos de cambio que apuntan a fortalecer al Estado en el largo plazo. .
Eso es lo que señala un informe sobre desarrollo humano, elaborado hace poco tiempo por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo.
El fortalecimiento del Estado, dice el informe, no significa simplemente que su autoridad legal y burocrática llegue a todo el país.
Implica, más bien, construir un Estado que refleje el pluralismo estructural de la sociedad.
Que refleje a todos los sectores que conforman la Nación.
Ahora, qué aspectos identifica el informe, para señalar que esos proceso de cambo para fortalecer al Estado, están ocurriendo.
Primero, dice, está emergiendo una economía de base ancha, en la que florece la diversificación productiva, más allá del gas y de la minería.
Esto implica miles de nuevos productores que pueden generar decenas de miles de nuevos empleos y la posibilidad de ampliar la base tributaria de centenas a millones de nuevos contribuyentes.
Esta afirmación del informe de Naciones Unidas coincide, como se ve, con el tipo de economía que se está planteando para el futuro, y que se halla ya claramente señalada en el proyecto de nueva Constitución Política del Estado.
Esa economía descarta el dogmatismo con que se manejó el modelo neoliberal y plantea que en Bolivia coexistan y se articulen tres formas económicas: una de corte capitalista con control del Estado, otra estatal donde el Estado asume ciertos roles empresariales, y otra comunitaria, y que rescata las modalidades con las que tradicionalmente han trabajado las comunidades campesinas, incluyendo cooperativas y otras formas de organización.
En segundo término, dice el informe de Naciones Unidas, en Bolivia se está avanzando en el reconocimiento legal de lo que ya sucede de hecho respecto a la autonomía de los gobiernos departamentales y de los pueblos indígenas.
Estos procesos de descentralización autonómica pueden acercar las necesidades de la gente a sus autoridades locales y regionales, para construir autoridad legal, legitimidad y soberanía estatal más fuertes.
Aquí debe advertirse que el informe del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, considera un fortalecimiento las autonomías no sólo departamentales, sino también las indígenas.
Y ello porque entiende que una autonomía sólo departamental corre el riesgo de volver a concentrar el poder sólo en los círculos privilegiados de cada departamento, vale, decir, en los sectores económicamente poderosos, postergando nuevamente a las mayorías, particularmente campesinas e indígenas, secularmente postergadas.
Como un tercer elemento, el informe de Naciones Unidas observa que hay un proceso de movilidad social parcial que promueve nuevas élites sociales y políticas en el país, aunque todavía subsisten enormes desigualdades en el acceso a los derechos sociales y a la representación política.
No es suficiente, dice el informe, contar con cuantiosos recursos fiscales para reducir la exclusión y la desigualdad social.
Junto a los sectores minoritarios, económicamente poderosos han ido apareciendo en Bolivia, en los últimos tiempos, otros grupos, en diversos sectores de la actividad, que también están logrando acumulación e influencia económica, aunque todavía de manera muy precaria, da a entender el informe.
Pero, aunque esto está ocurriendo y constituye un indicio de movilidad social, lo cierto es que aun persisten escandalosas desigualdades sociales, que deben ser corregidas en los plazos corto y mediano, y ello obliga al Estado a jugar roles mucho más contundentes en ese propósito.
Implica que, definitivamente, ya no es el mercado solamente el que ha de marcar las pautas del funcionamiento de la economía, sino que el Estado tiene que intervenir necesariamente, favoreciendo a los sectores menos pudientes, tomando iniciativas empresariales, y frenando los excesos del sector privado.
Como un cuarto elemento de la transformación del Estado boliviano, fenómeno que ya está ocurriendo, el informe de Naciones Unidas se refiere al campo internacional, señalando que en el mismo están surgiendo nuevas oportunidades para una inserción activa de nuestro país.
La mejor manera de hacerlo, dice, es impulsar una agenda latinoamericana de integración y comercio, y el mejor instrumento es el potencial de la economía del gas natural boliviano.
En este punto es necesario resaltar los esfuerzos que Bolivia realiza, junto a Venezuela, Cuba y Nicaragua, para construir un proceso alternativo de integración y desarrollo en la región latinoamericana, bautizado con el nombre de Alternativa Bolivariana para las Américas ALBA.
Esta iniciativa, como bien se conoce, se está levantando como una respuesta al Acuerdo de Libre Comercio que plantean los Estados Unidos, y con el cual se busca poner, definitivamente, las economías de nuestros países, al servicio de la gran economía del norte.
La integración que postula Bolivia, se basa en criterios de soberanía, dignidad e igualdad y, sobre todo, de emancipación del poder económico subyugador que llega de los Estados Unidos.
En Bolivia, entonces, según observa con claridad Naciones Unidas, hay procesos de cambio que apuntan a transformar positivamente el futuro del país.
Esos esfuerzos deben continuar, desestimando y rechazando los intentos de los grupos de la derecha dominante, que se oponen al cambio para mantener antiguos privilegios.
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